Escogemos un músculo y comprobamos que funciona bien, es un músculo normotónico, es decir el músculo puede resistir la presión del terapeuta todas las veces que le pidamos. Si producimos un estímulo, por ejemplo presionando suavemente una vértebra en una dirección determinada y a continuación pedimos al paciente que vuelva a resistir la presión del terapeuta podemos encontrarnos con un cambio, una disminución en el tono de ese músculo como consecuencia del estrés que ha generado la presión ejercida anteriormente. En el caso de que esa vértebra esté bien, el músculo seguirá teniendo el mismo tono del principio. Es nuestro Sistema Nervioso quien procesa el estímulo que el terapeuta ha provocado en el paciente y envía la señal a los músculos.

Nuestro trabajo consistirá en hacer las correcciones necesarias para devolver el tono a los músculos y estas correcciones serán específicas para cada paciente pudiendo necesitar una corrección estructural o bien un recurso nutricional, emocional o energético.

Un problema de hombro que sea local se puede resolver con masaje, Acupuntura, Osteopatía, pero cuando no es  local o no es estructural ese problema de hombro se empieza a complicar y es ahí donde tenemos que buscar que está pasando en todo nuestro organismo. En el hombro tenemos músculos del sistema Inmune como el Infrespinoso (Timo), Trapecio medio e Inferior (Bazo), músculos del Sistema Digestivo como el Pectoral Esternal (Hígado), Pectoral Clavicular (Estómago) o del Sistema Endocrino como el Redondo menor (Tiroides).

Si alguno de estos músculos está débil podremos encontrar la manera de ayudar al hombro desde una visión y un trabajo más metabólico y global.  Podremos confirmar la relación existente entre la disfunción Endocrino-Digestiva o disfunción del Sistema Inmune, por estrés o por hábitos del paciente, y su problema de hombro. Esto favorece un tratamiento holístico de manera mucho más objetiva y eficaz.